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Menos Mal que los fuereños son gandallas

Menos Mal que los fuereños son gandallas, por Samuel Pérez Rios.

Menos Mal que el estado de Querétaro comenzó un crecimiento exponencial a raíz del terremoto de 1985, desde aquel entonces, el estado ha sido el preferido por habitantes de estados vecinos para venir a estas tierras y establecer su residencia oficial haciendo de nuestra sociedad actual una mezcla muy diversa de costumbres y tradiciones con todo lo que ello implica.

Mi familia llegó en 1984 proveniente de Baja California Norte y nos ha tocado atestiguar el cambio tan radical en las costumbres y modo de vida de los queretanos de antaño, quienes con mucha reserva nos recibían con las constantes recomendaciones de respeto a los hábitos y tradiciones locales, mismas que fuimos adaptando a nuestra vida cotidiana.

Desde hace unos diez años, la desbandada de fuereños se ha multiplicado de manera exponencial, la inseguridad, la contaminación, el tráfico, la falta de oportunidades y demás problemas sociales hacen de Querétaro el destino ideal para buscar un nuevo comienzo. fuereños, fuereños , fuereños , fuereños 

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Desafortunadamente muchos de los fuereños ahora residentes en el estado traen mañas y costumbres deplorables que no suman en nada, a la construcción del tejido social del estado y se autodenominan gandallas como si fuera un orgullo el carecer de educación y principios.

El colmo es que son ellos los principales atacantes de las autoridades y la ciudadanía en general, tanto en redes sociales como en persona, Al parecer extrañan toda la basura y desorden que vivieron en sus ciudades de origen y tratan de replicarlos en nuestro estado, asumiendo la tonta ideología de la mujer golpeada que defiende a su pareja, si, así de chiquita es su mente.

A Querétaro son bienvenidas todas las personas que quieren mejorar su calidad de vida, que tienen la intención de trabajar para sumar, para crecer, para construir y ofrecer un mejor futuro a sus hijos, personas con la capacidad de adaptarse y ganas de aprender a ser mejores, solo de esta manera podremos avanzar como sociedad.

Los gandallas siempre existirán, siempre habrá el o la descerebrada que siente que como ella vivió mal, todos debemos de vivir igual, su educación es la de afectar a lo que sea con tal de conseguir un beneficio personal, por minúsculo que sea, como el tirar basura en la calle, manejar irresponsablemente, etc., cualquier cosa que les haga sentir «superiores», sin darse cuenta que lo único que logran es ir acumulando en sus vidas resentimientos y un complejo de inferioridad que nunca aceptarán, pero que marcaran el resto de sus días.

A todos ellos les mandamos una atenta invitación a reflexionar y tratar de adaptarse (donde fueras has lo que vieres) o regresar a sus lugares de origen, donde siempre serán bien recibidos.

 

 

Menos Mal

 

 

 

Menos Mal / Por: Samuel Pérez Rios.

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