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El perro samurái, no todo es un desastre

El perro samurái: La leyenda de Kakamucho se siente como una película reciclada

El legado y la importancia del cine chambara (género cinematográfico que cuenta historias sobre samuráis) dentro de la historia de la cinematografía mundial y su fuerte influencia en el cine occidental es innegable. Entre un vaivén de popularidad, decadencia y resurgimiento, Paramount y Nickelodeon decidieron explorar el terreno con El perro samurái: La leyenda de Kakamucho.

Con una historia que repite fórmulas y con personajes sin chispa ni carisma.

Sin embargo, fallan en el intento. La película, más allá de sentirse como una agradable propuesta sobre luchas con espadas entre personajes antropomorfos, se siente extremadamente reciclada, con una historia que repite fórmulas y con personajes sin chispa ni carisma.

El perro samurái: La leyenda de Kakamucho es dirigida por Chris Bailey (Kim Possible), Mark Koetsier (Minions: Nace un villano) y Rob Minkoff (El rey león; Stuart Little). El guion ha sido confeccionado por Ed Stone, Nate Hooper y el ganador del Óscar Mel Brooks (quien también participa en el doblaje original de la cinta).

Específicamente, Brooks basó esta historia en la comedia western Locuras en el Oeste (Blazing Saddles, 1974). Para esta ocasión, intentan revitalizar la narrativa de Locuras en el Oeste, pero con un universo de un perro y gatos parlantes. No obstante, tal parece que con tantos involucrados en el guion y dirección, la película no logra destacar con un estilo propio y original.

En El perro samurái: La leyenda de Kakamucho conocemos a Hank, un canino con mala suerte, quien de la noche a la mañana lo declaran defensor samurái de una aldea llena de gatos al borde de la extinción. Ika Chu, el despiadado villano, quiere borrar la aldea del mapa.

Pero con ayuda de un maestro samurái que no quiere entrenarlo, Hank debe asumir el papel del héroe y unir fuerzas con los aldeanos para salvarse.

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El perro samurái: La leyenda de Kakamucho adolece debido a un guion poco imaginativo, propositivo y original. Es la típica historia del héroe que no es héroe, pero que inicia su viaje para convertirse en uno. A su lado, tiene a un mentor retirado que a regañadientes debe entrenarlo para convertirlo en quien quiere llegar a ser.

A primera vista, la animación CGI y el diseño de los personajes resulta tan encantador que los hace lucir sumamente carismáticos, pero cuando comienzan a interactuar vocalmente, la magia desaparece. Si con DC Liga de Supermascotas hablamos sobre la gran controversia respecto al doblaje compuesto por personas y actores ajenas a la profesión en México y Latinoamérica, aquí la tendencia se repite.

Sin embargo, a diferencia de la película de Warner, en El perro samurái: La leyenda de Kakamucho, las voces para México y Latinoamérica dejan mucho que desear.

Juanpa Zurita como Hank, Faisy como el antagonista Ika Chu y Karla Díaz como Emiko, no logran imprimirle la fuerza dramática a sus respectivos personajes. Asimismo, exceden los límites de tropicalizar el doblaje al español latino, lo cual, conforme avanza la cinta, vuelve menos risible y chocante su lado cómico.

Faisy es la voz de Ika Chu, villano de El perro samurái

Desde el guion parece que sus personajes han sido escritos sólo para repetir estereotipos, clichés y formas de ser que han alimentado ciertas narrativas y temáticas cinematográficas que ya hemos visto en el pasado. Los personajes tampoco alcanzan su máximo nivel de desarrollo. De hecho, sus acciones -sobre todo las del villano Ika Chu- se vuelven tan predecibles y deficientes. Sin ninguna oportunidad de que el público empatice con ellos.

Asimismo, la triada de directores y guionistas buscaron aleccionar y moralizar la trama al involucrar temas tan importantes como el sentido de identidad, la inclusión, los prejuicios y el racismo. Y, entonces, para darle ligereza a estos temas, lo hace retratando la “eterna rivalidad” entre perros y gatos.

Pero los abordan de una manera tan superficial que la película no propone nada nuevo al respecto. Eso sí, da gusto ver que, por lo menos, en esta ocasión, los gatos son representados como algo más que simples villanos/antagonistas.

Pero no todo es un desastre para El perro samurái: La leyenda de Kakamucho. La película es visualmente asombrosa. Además, rinde varios homenajes y abraza varios elementos extraídos del western y el chambara.

Hay referencias a Star Wars (cuya película fue influenciada por Los siete samuráis, de Kurosawa). Incluso, resulta muy ingenioso incluir a Twitter en la conversación, dado que la película se ambienta en el Japón feudal.

El perro samurái: La leyenda de Kakamucho también es autorreferencial al jugar con el metacine y el hecho de que sus personajes rompan con la cuarta pared.

El perro samurái: La leyenda de Kakamucho sí se siente como una película hecha exclusivamente para el público infantil. Pero irónicamente goza de mucho humor negro, escatológico y violencia al estilo de los Looney Tunes y una variedad de gags que disfrutará mejor el público adulto.

De cualquier forma, el guion poco creativo de la película termina por sepultar su intento de ser una cinta fresca y propositiva.

Su innegable parecido con filmes como Kung Fu Panda o de la manufactura de Disney/Pixar, convierten a El perro samurái: La leyenda de Kakamucho en todo, menos en una legendaria adhesión dentro del cine de samuráis.

Debido a la crisis sanitaria por COVID-19, te recomendamos revisar con las autoridades de salud las medidas sanitarias necesarias (especialmente el Lineamiento general para la mitigación y prevención de COVID-19 en espacios públicos cerrados) antes de acudir al cine a ver una película.

Por Cine Premier foto agencias