Cultura

El origen de las fiestas de Primavera

 

El origen de las fiestas de Primavera

La primavera representa un renacer. Su nombre encierra el primer verdor, el término “prima” proviene de primer y “vera” de verdor. Su inicio llega con el equinoccio de primavera, entre el 20 y 21 de marzo para el hemisferio norte. El equinoccio es un fenómeno que representa el equilibrio y la dualidad, ya que es el momento en el que la duración de los días y las noches son iguales.

Las Fiestas de Primavera en México tienen su inicio en los días previos al 21 de marzo, fecha de entrada de esa estación del año, y están ligadas al ciclo agrícola, porque esa fecha marca la entrada al cultivo de los productos básicos, de manera especial del maíz, por eso, muchos pueblos indígenas realizan fiestas en honor al sol y a este grano.

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Estas celebraciones tienen su origen en la época prehispánica, como lo prueba el Calendario Azteca, también conocido como Piedra del Sol, se basaba en la observación de los astros y el cambio de las estaciones. El inicio de un ciclo para los mexicas estaba relacionado con la entrada de la primavera, cuando era más favorable para la agricultura.

La llegada de la Primavera siempre fue algo esperado entre todas las culturas prehispánicas y aún por las actuales en casi todo el mundo, porque es el adiós al frío y la bienvenida a los días soleados, cuando todo florece y reverdece.

Para los antiguos mexicanos, Tonatihu era el responsable de esos fenómenos que alegraban su alma y se le responsabilizaba del resultado de las cosechas, fueran buenas o malas.

Sin embargo, con la llegada de los españoles y la consecuente época colonial, la Iglesia católica impuso a sus santos en las celebraciones que ancestralmente se llevaban a cabo en los pueblos indígenas de gran parte del territorio nacional. Es acción quedó ligada estrechamente a la Semana Santa llegada de España.

El origen

Al entrar la Primavera, y la cuaresma ya en el periodo colonial, las fiestas prehispánicas se vistieron del catolicismo impuesto, además, como en el México prehispánico se hacían ritos de sacrificio de humanos y animales para las divinidades dadoras de agua y sol, la pasión de Cristo se ligó a esa costumbre y se quedó en la memoria y la cultura de los mexicanos.

En la actualidad, las celebraciones gozan todavía de un trasfondo prehispánico, con sus ritos y sus fiestas en honor a las antiguas deidades, en el caso de Querétaro, estas celebraciones las podemos vivir año con año tanto en la pirámide del Pueblito como en la Peña de Bernal.

 

Por: Heidy Wagner Laclette.

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