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Cuando no puedes ver a nadie, ni en pintura. La Carreta

Cuando no puedes ver a nadie, ni en pintura. La Carreta. Por Eréndira Córdoba

El dar por hecho que contamos con todos nuestros sentidos, nos hace pasar por alto la importancia de cada uno de ellos, el poder oler el perfume de la tierra mojada, el escuchar nuestras canciones favoritas, el tocar el rostro de la persona amada o el simplemente el acto de degustar y disfrutar una deliciosa comida.

Pero qué pasa cuando no podemos ver, cuando no puedes observar las expresiones de la gente, no puedes fijarte por dónde caminas, no poder ver la televisión y no poder trabajar, por la sencilla razón de que no puedes ver nada.

Los sentidos, son virtudes con las que vivimos todos los días, y no percibimos que somos privilegiados. No reconocemos y no damos importancia a la facilidad que tenemos de apropiarnos de lo que la naturaleza nos ofrece.

La puesta de sol, se presenta cada día, y como vivimos tan deprisa, algunos ya ni siquiera le prestamos atención. No nos detenemos a observar y apreciar nuestro entorno. Bien dicen por allí, nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.

Cerca de 300 millones de personas tienen ceguera o muy baja visión en todo el Mundo. Posiblemente conoces en tu entorno a alguien con problemas de vista y cuando pasas por eso, de manera momentánea, sabes hasta qué punto eso hace su vida más difícil.

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En lo personal, atravieso por un momento de reflexión,  quiero exponer que me siento muy afortunada por poder ver, y eso es gracias a la excelente atención que en días pasados me ofrecieron en el Nuevo Hospital General de Querétaro, a La Doctora Mariana Edith López Hernandez y a la Doctora  Karen Velarde, quienes, con su profesionalismo y calidez, me ofrecieron una atención oportuna y de primer nivel en el área de Oftalmología.

Lo que me hizo comprender además, que un médico no sólo sana a un paciente, sana a familias enteras, que viven angustiados, en espera de informes y de que su ser querido salga bien librado para tenerlo nuevamente en casa.

El que tu salud se encuentre en jaque, además te hace ver que le importas a más gente de lo que te imaginas, claro, algunos sólo preguntan ¿Cómo estás, cómo sigues? no por ayudar, sino para saber el chismecito. Pero también te das cuenta que Dios manda ángeles sin alas, personas que están justo allí, en el momento indicado y con el apoyo que ni te imaginabas recibir.

El ver forzados a convertirse en enfermeros calificados a tus hijos y esposo, que te apoyan y te consienten, con la firme intención de verte bien y evitar las molestias y el trago amargo que es de por sí, es el padecimiento.

Seres de luz que ya no son más tus amigos, son «familia». (Verdad Sharis y Lau, tanto cariño recibido, que hasta se me enchina el brazo derecho y por qué no, hasta el izquierdo).

Generalmente en redes sociales la gente expone quejas o deficiencias de las dependencias del gobierno, en primera fila siempre están los hospitales. Afortunadamente, la capital queretana cuenta con instalaciones de primer nivel, equipo médico profesional que se encuentra en las manos de doctores, enfermeras, asistentes, trabajadoras sociales y un ejército de limpieza muy eficientes, que realizan su trabajo comprometidos con ofrecer un trato digno y gentil a quienes tenemos la necesidad de acudir a que nos apoyen en recobrar nuestro tesoro más preciado… la salud.

Eréndira

La Carreta por Eréndira Córdoba

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