Lecciones y advertencias de un zipizape para el 24
Lecciones y advertencias de un zipizape para el 24
El Jicote. Por: Edmundo González Llaca
Con magnífico buen humor, Monsiváis escribía, parafraseando a Díaz Mirón: “Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan… ¡mi pantano es de esos!”. La peor víctima del zipizape organizado en Nuevo León, patrocinado por el Presidente, es sin duda la actividad política. En el actual ejercicio del poder público las cosas ya no son como debieran ser, lo peor, las cosas no son ni lo que parece ser que son. Es un terreno vaporoso, donde el gobierno de la 4T ha disfrazado y puesto de cabeza a la realidad.
El deterioro de la política no considera excepciones y arrastra a toda la clase política, es indispensable que saquemos algún provecho de esta desgracia: la pérdida de la confianza en la actividad política, Según los griegos, la más excelsa de todas las vocaciones, pues sus oficiantes no buscan ni su provecho ni su felicidad personal, tampoco la de sus hijos, sino la de su comunidad. zipizape, zipizape, zipizape, zipizape, zipizape, zipizape, zipizape
La gran lección de la ópera bufa de Nuevo León es: el Presidente en el 24 no va a reconocer nunca el triunfo de la oposición. No es nada nuevo, ya lo ha dicho, que no permitirá que regresen los “conservadores” a la Presidencia. Vale denunciar, desde ahora, todas las trapacerías que ya hicieron -y que están haciendo- para propiciar su anunciado triunfo y boicotear el triunfo de los opositores. De principio aplican la consigna maquiavélica: divide y vencerás. Están decididos a todo, han perdido la vergüenza y los tiene sin cuidado la crítica y la opinión pública.
El Presidente forjó la candidatura de la Sheinbaum y sin querer impulsó la de Xóchitl pero, temeroso de un crecimiento de la candidata del Frente, promovió a Samuel García, quien había gritado a los cuatro vientos que su compromiso era con Nuevo León y que no caería en la ambición desbocada de su antecesor de lanzarse como candidato a la Presidencia.
Al faltar a su palabra, no le bastaba su incongruencia sino que además, sus primeros spots de propaganda, se evidenciaba como un hombre frívolo y descocado; sólo le faltaba aparecer vestido de juglar con sombrero de picos con cascabeles.
Esta maroma de García, digna del Cirque du Soleil, no podía haber sido resultado de su ambición personal, sino que, según rumores, respondía a una misión de esquirol ordenada por el mismo Ejecutivo, pues tenía la amenaza oficial de sacar a la luz un expediente plagado de corrupción, de él y de su círculo cercano, hasta de acusaciones penales, como el extraño crimen de Debanhi. Lección para el 24: el gobierno mantiene listo los expedientes secretos de simpatizantes y contrincantes. Extorsión, en otras palabras.
No hay duda que el proceso electoral del 24 será una elección de Estado, donde el Presidente se ha constituido como Jefe de Campaña de su candidata y defensor de sus esquiroles. La Cuatro T no solamente utilizará los recursos económicos, físicos, institucionales, sino también a las fuerzas del orden público, como la Guardia Nacional, que observó impávida como un grupo de porros tomaba las instalaciones para evitar el cumplimiento de las resoluciones de Congreso local y de la Corte. Ya hubieran querido los Asaltantes del Capitolio en Estados Unidos, contar con tan descarada complicidad para insultar y bloquear la aplicación del Derecho.
Algunos miembros del gobierno saben que de perder el poder, no solamente perderán los privilegios sino hasta la libertad. Esta condición los hace una mafia sin ningún escrúpulo. Incluso recurrir a la violencia. En el remoto caso de que las fuerzas coercitivas oficiales no sean suficientes para impedir la aplicación de la ley, recurrir a la delincuencia organizada. Habrá llegado el momento de solicitarles la recompensa a la política de abrazos y no balazos.
No quisiera ser pesimista, pero éstos son los riesgos que habrá la necesidad de enfrentar en las elecciones del 24. Ya en el manejo del proceso de Nuevo León el Presidente nos dio una probadita de lo que es capaz. Su pantano es de ésos.
El Jicote, por Edmundo González Llaca.
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