Columnas

Las sombras del viejo sistema en la justicia penal mexicana

Las sombras del viejo sistema en la justicia penal mexicana

Derecho al Punto, por Alejandro Ortega Mayorga

Viernes 22 de agosto del 2025

México presume haber dejado atrás el sistema penal inquisitivo con la llegada del modelo acusatorio y oral en 2008. En teoría, dimos un salto hacia un sistema más transparente, garantista y respetuoso de derechos. Pero en la práctica, muchas inercias inquisitivas siguen vivas en los tribunales, y esa herencia explica por qué aún se percibe a la justicia como lejana e injusta.

Un primer ejemplo es la prisión preventiva automática, hija directa del antiguo auto de formal prisión. Aunque el discurso cambió, en la realidad sigue existiendo la lógica de encarcelar antes de probar la culpabilidad, lo que convierte la excepción en regla.

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Otro vestigio es la centralidad de lo escrito. El sistema acusatorio se concibió como un modelo oral, basado en pruebas desahogadas frente al juez. Sin embargo, la práctica mantiene el expediente como eje: audiencias saturadas de lecturas interminables, oficios innecesarios y una burocracia que privilegia el papel por encima del debate en sala.

Ligado a esto está el formalismo excesivo. En vez de enfocarse en la verdad procesal y en la protección de derechos, muchos jueces y fiscales siguen atrapados en tecnicismos. Una coma mal puesta, un plazo mal contado o un requisito de forma pueden terminar pesando más que la justicia material del caso. Esta mentalidad es una herencia directa del viejo sistema, donde el expediente era rey y los procesos se resolvían más en el escritorio que en la audiencia.

A ello se suma la persistencia de la confesión como prueba reina. Aunque la Constitución prohíbe expresamente el uso de pruebas obtenidas bajo tortura, muchas investigaciones se sostienen en declaraciones iniciales, sin el respaldo de peritajes ni pruebas técnicas sólidas.

Las sombras

Estos ejemplos revelan que el problema no es solo normativo, sino cultural. El nuevo sistema exige operadores que actúen con mentalidad garantista, pero en muchos casos se sigue pensando y litigando como en el pasado.

Superar las sombras del viejo sistema es el verdadero desafío de la justicia penal mexicana. No basta con cambiar leyes: se necesita cambiar prácticas, mentalidades y prioridades. Solo entonces el sistema acusatorio será lo que prometió: un modelo que ponga a la persona y sus derechos en el centro.

 

 

 

 

 

Alejandro Ortega MayorgaDerecho al Punto

Por Alejandro Ortega Mayorga
Fundador de OM Firma Legal

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