Del besito a la agresión

Del besito a la agresión

Luz Neón, por: Manuel Basaldúa Hernández

Viernes 14 de marzo del 2025

Escena1: veo por el retrovisor un auto que viene muy cerca al mío. Alcanzo a ver los ojos de la mujer que conduce el auto de atrás con el ceño fruncido. Acelero un poco más y la mujer hace lo mismo con el suyo. Voy en el carril del medio y no hago caso más. Durante un largo lapso de tiempo y recorrido estuve bajo el asedio. Si tuviera que frenar por algún imprevisto sin duda tuviéramos una colisión por su imprudencia de no respetar la distancia adecuada.

Escena 2: otro día, el tráfico es denso, me traslado por el carril de alta. El aviso señala que 80 km/h es la máxima. Conduzco a la velocidad señalada. De repente siento como el auto de atrás se acerca al mío y constantemente enciende sus luces altas, haciéndome señas que me quite del camino. Miro mi velocímetro y veo que voy a la velocidad permitida. El conductor de atrás insiste en echarme las luces altas. En una oportunidad, me hago al carril siguiente, y el auto acelera y se topa con otro auto mas adelante. Repite la misma acción con el auto delante de él.

Escena 3: paso por la avenida 5 de febrero y en un carril en la orilla, veo una patrulla y tres conductores discutiendo con sus autos desechos por un choque múltiple.

Escena 4: en un puente veo el anuncio: “solo fue un besito. Si chocas oríllate, tu seguro es válido”.

Existe un stress de movilidad que no se ha atendido dentro de la zona metropolitana. Y la nueva campaña de “solo fue un besito” no ayuda en nada a la civilidad en términos de movilidad. Si se hiciera un llamado a respetar el reglamento de tránsito, el uno a uno, de mantener una distancia correcta y de ser cordiales en el manejo, hubiera menos accidentes, por lo tanto, las pérdidas económicas y en horas hombre en el trabajo son considerables debido a estas condiciones de stress.

Pero hay otro aspecto que aparece en este escenario de stress vehicular: La conducta violenta de algunas personas aparece en el mismo momento en que se sube al auto y se pone en movimiento. Las posibles causas no son consideradas aun acertada ni adecuadamente por quienes están a cargo del sistema de movilidad.

De acuerdo a los sistemas de navegación como el neerlandés TomTom una de las posibles causas es el embotellamiento, otra es la saturación en las llamadas horas pico, y una más es una ingeniería vial que no está actualizada para manejar los fluidos vehiculares cuando hay una sobrecarga debido a horarios generales y una mala distribución espacial de los centros de trabajo y estudio, de tal forma que hay un uso que extralimita la capacidad de carga vehicular.

Desde luego que esto no lo sabe el usuario ni el ciudadano común, porque no hay la información suficiente ni adecuada. Por lo visto, el nacimiento repentino de una zona metropolitana representa más retos tanto a los ciudadanos como a sus administradores del gobierno local como a sus gobernantes que son tomadores de decisiones.

Esto es solo una muestra de que vivir en la urbe no es cosa fácil. Se requiere mucha ciudadanía, civismo y cultura. Desde el ciudadano de a pie hasta el gobernante que dirige el Ayuntamiento o el estado.