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Batea de babas

Batea de babas

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Lunes 29 de julio de 2024

Someter la designación del poder judicial al voto popular es una barbaridad desde el aspecto lógico, jurídico, político y técnico. Ansioso, López Obrador venció la tentación de pensar en las consecuencias. Una auténtica batea de babas del Presidente la que será apoyada por la babeante sumisión de los legisladores de Morena. Antes de desmenuzar esta crítica, un poco de teoría.

La preocupación permanente de las sociedades es dar el poder a los gobernantes pero al mismo tiempo tener instrumentos para controlarlos cuando traten de abusar. La democracia inventó la división de poderes, para que Ejecutivo, Legislativo y Judicial sirvieran de sendos contra pesos. López Obrador, el  Ejecutivo, ha convertido al poder legislativo en una oficialía de partes, al no tener derecho los legisladores de no cambiarle ni una coma, ahora va sobre el Poder Judicial. La peor desgracia, con el apoyo de la Tlatoana o virtual Presidenta electa.

Lo que simplemente pretenden imponer es una dictadura. Desde los romanos que algo sabían del tema, ya desde los tiempos antes de Cristo, advertían los peligros de la concentración del poder en los Césares, decían: “No deben fiarse negocios de tanta importancia a la fortuna de un hombre solo (ahora de una mujer); porque es muy difícil que uno mismo sea constantemente racional, prudente y feliz”.

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La idea de que jueces, magistrados y ministros se elijan por voto popular, es el aspecto vertebral de la propuesta presidencial. Las barras de abogados, las escuelas de derecho, el sector académico y litigantes rechazan absolutamente este proyecto, afirman: Es como decidir por votación popular quiénes serán los cirujanos en jefe de los hospitales públicos.

 Es decir, quienes aplican las leyes no están para lanzarse a una campaña, la que además, de acuerdo con las  últimas elecciones resulta una propuesta peligrosa, porque nunca como ahora, han matado, secuestrado y desaparecido a candidatos. Quienes aplican las leyes no están para ser populares, su legitimación es aplicar el Estado de Derecho, defender la Constitución.

El capital privado, los empresarios, el mercado financiero internacional, tan timoratos en los aspectos políticos y de la democracia, ahora sí han manifestado su inquietud. No es para menos, supongamos que invierten en México, de pronto, surge una diferencia entre las reglas de aplicación a la hora de cumplir un contrato en el que el gobierno es el principal proveedor. ¿Cuál sería el destino de su protesta? Un Poder Judicial dominado por intereses políticos, no dudaría en imponer las decisiones de un gobierno arbitrario. De otra manera, como sucede ahora, cualquier juez que no sigue la línea del gobierno es un vende patrias o, al menos, un sospechoso de corrupción.

Ante esto, Juan Ramiro Robledo, Presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, sostiene: “Los foros son para oír, no para debatir”. Se agradece a Robledo que evite la reflexión y la presentación de pruebas y testimonios de que los foros organizados por los legisladores morenistas son una simulación y que el proyecto presidencial no será tocado ni con el pétalo de una coma. A confesión cínica, no hay necesidad de probar ninguna denuncia.

Batea

Lo que no parecen entender ni el Presidente ni la científica Señora Sheinbaum, ni menos aún Morena, que ciertamente en la democracia se impone la opinión de las mayorías, pero que las decisiones de las mayorías no necesariamente significan la verdad absoluta, por lo que es necesario dialogar y que se respete la oposición de las minorías. En todo diálogo debe haber un mínimo acuerdo, además del respeto: la posibilidad de que cualquier postura esté abierta a la posibilidad, de ser enriquecida y hasta cambiada. No es la postura de Morena.

Una decisión tan importante como es la reforma del Poder Judicial en la que unánimemente se está de acuerdo en emprender, exige un consenso. De no hacerse se le dará la espalda a la realidad y la realidad siempre toma revancha, en este caso sería tener un país en un eterno conflicto, conflicto que tarde o temprano derivará en violencia.

Batea, Batea, Batea, Batea, Batea, Batea

 

 

Edmundo-Álvarez-LlacaEl Jicote, por Edmundo González Llaca.

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