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AMLO: soez y camorrero

AMLO: soez y camorrero, Tras La Verdad, por Héctor Parra Rodríguez.

“El Poder Judicial está podrido”; “jueces, magistrados y ministros están al servicio de los intereses creados”. Así se volvió a expresar ayer domingo el presidente López Obrador, frente a un grupo de “aplaudidores”, todo a razón de la promoción de juicios de amparo, de aquellos que ven lastimados sus derechos, acción legal que ha suspendido la construcción de una obra hidráulica en la zona de la comarca lagunera.

AMLO debe entender y aprender el verdadero significado de los juicios de amparo. Precisamente se instituyeron en favor del pueblo, cuando autoridades cometen abusos en agravio de cualquier particular, cuando por medio del Poder Judicial Federal se emplaza a la presunta autoridad abusiva (López Obrador), la que debe demostrar que no comete ningún acto de molestia en agravio de los amparistas.

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Al presidente, cual reyezuelo de la edad media, le molesta que las autoridades judiciales hagan su trabajo, mientras el “arma política” de AMLO, la sustenta en la ofensa, la descalificación, la calumnia, la difamación; su incapacidad para justificar la legalidad de sus actos, evidencian su conducta soez para después buscar “camorra”, en contra de las autoridades judiciales.

Seguramente recuerda cuando fue jefe de gobierno en el DF, entonces habiendo perdido un juicio de amparo por abuso de autoridad, osó violar la ejecutoria que lo obligaba a respetar la sentencia del juez. Pero no, no cumplió. Razón que lo llevó a enfrentar el desafuero por cometer un delito, el desacato a una sentencia de amparo. Habiendo perdido el juicio de procedencia por responsabilidad penal (desafuero), lo perdonaron y no fue a la cárcel.

Por esa razón de peso jurídico y de aplicación de la justicia, le molesta que el Poder Judicial evidencie sus abusos en agravio de los gobernados cuando acuden al juicio de amparo.

No es otra cosa, AMLO, el sátrapa, no acostumbra, no le agrada escuchar un no, cuando él decide hacer lo que le place, aun en contra de los derechos de terceros. López el “justiciero”, no entiende o no quiere entender que vive bajo un régimen de Derecho el cual tiene la obligación de respetar, aun presumiendo ser el presidente.

El juicio de amparo, desde su institución, fue creado en beneficio de los particulares, para evitar abusos de autoridad. Es un medio de control constitucional. La Constitución de 1824, atisbó el inicio de lo que hoy conocemos como juicio de control constitucional.

Pero, AMLO parece que desea poseer el “supremo poder” que otorgaba la Constitución de 1836, curiosamente conservadora; el poder de ese entonces no era jurisdiccional, sino de naturaleza política, cual práctica cotidiana del ultra conservador de López Obrador.

Él presume ser la autoridad, él decide lo que es bueno y lo que es malo, a quien castigar y a quien perdonar. En el control de su “balanza de la justicia”, la inclina en favor de aquellos a quienes pretende ayudar cometiendo abusos o a quien sumir en la deshonra.

Así llegamos a la constitución de 1917, reformada infinidad de ocasiones para ir perfeccionando el juicio de control constitucional, para mantener a raya a los gobernantes abusivos; la Constitución tiene su ley reglamentaria, Ley de Amparo, cada vez más técnica y complicada, sin embargo, continúa cumpliendo con su función por medio de las autoridades judiciales del fuero federal. AMLO, por lo visto, odia el juicio de amparo y cuando pierde, cual “camorrero”, “arrebata”, otorgándole la calidad de ser un asunto de “seguridad nacional”, para cometer sus tropelías en agravio de los gobernados.

Algo de lo que “escupió” el presidente en la comarca lagunera. Dijo: «Y si ya empezaron los amparos no vamos a poder terminar la obra, ¿Ustedes creen que voy a confiar en el Poder Judicial? No me estoy chupando el dedo, desgraciadamente, el Poder Judicial está podrido, hay honrosas excepciones para no generalizar, pero jueces, magistrados, ministros están al servicio de los grupos de intereses creados y tienen una mentalidad muy conservadora, ultra conservadora”. Así de fino es el lenguaje del presidente.

Continuó “vomitando” ofensas a las autoridades del Poder Judicial. También dijo que: “actúa con responsabilidad para llevar a cabo una obra que beneficia a la mayoría y, sobre todo, que pueda inaugurarse antes de que concluya su administración en 2024”. «Vengo a pedirles que nos ayuden, pónganse en mi lugar, estamos iniciamos esta obra y no quiero heredar obras inconclusas a los nuevos gobiernos, no quiero que a los nuevos gobernantes les pase lo que a nosotros nos sucedió que recibimos cientos de obras en proceso, inconclusas”.

¡El Estado soy yo! Luis XIV de Francia. AMLO emula la abusiva actitud de aquel reyezuelo. Adquieren tanto poder que pierden la noción de la realidad y crean en su perversa imaginación su propia “realidad virtual”.

 

Acechan

Tras La Verdad / Por: Héctor Parra Rodríguez

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