Cuáles son los beneficios de cantar para la salud física
Las investigaciones recientes señalan que cantar contribuye a ejercitar la memoria, reduce tensiones y fortalece los vínculos sociales
El canto es una forma de expresión humana desde tiempos inmemoriales, pero en la actualidad su presencia en la vida cotidiana parece haber disminuido.
A pesar de que se trata de una actividad natural y accesible para todos, muchas personas se abstienen de hacerlo, ya sea por vergüenza, falta de costumbre o simplemente porque no encuentran espacios donde integrarlo.
Sin embargo, los beneficios de esta práctica van mucho más allá de lo artístico. Diversos estudios demostraron que cantar influye positivamente en la salud mental y física, ya que mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y fortalece el cuerpo.
La profesora Anne Haugland Balsnes, especialista en música en la Universidad de Agder, investigó los efectos del canto
Cantar para el bienestar físico y mental
La música es conocida por sus efectos positivos en la salud, y el canto no es la excepción. Según comentó la experta en un comunicado de la institución educativa, “la voz es el único instrumento que es parte de nuestro cuerpo”, lo que la convierte en una herramienta accesible para cualquier persona. Desde el punto de vista físico, mejora la postura, ya que requiere una correcta alineación del organismo al estar de pie y proyectar la voz.
En términos emocionales, esta actividad genera un impacto positivo en el estado de ánimo. Balsnes destaca que “cantar simplemente trae felicidad”, lo que explica por qué muchos individuos experimentan una sensación de bienestar tanto al cantar como al escuchar a otros hacerlo.
Este efecto se debe en parte a la conexión natural que las personas tienen con el canto desde la infancia: “Los niños pequeños cantan de manera espontánea; es una parte innata del ser humano”, sostiene la investigadora.
Además, su influencia se extiende a enfermedades neurodegenerativas. Según diversas investigaciones, la demencia no afecta la parte del cerebro donde se almacenan las canciones, lo que permite que quienes padecen esta condición puedan recordar melodías aprendidas antes de la aparición de la afección.
La profesora suele recomendar a sus estudiantes: “Su tarea es acercarse a sus abuelos y descubrir al menos una canción que ellos valoren. Luego, deberían aprender esa canción para poder disfrutarla juntos”.
A pesar de esto, la gente suele dejar de cantar con el tiempo, ya sea porque no encuentran espacios adecuados o porque la práctica no se fomenta en el ámbito escolar ni familiar. Balsnes advierte que “necesita ser fomentado, de lo contrario, desaparece”, lo que resalta la importancia de integrar esta acción en la vida cotidiana para mantener su influencia beneficiosa.
Superar la vergüenza vocal y ganar confianza
Uno de los principales obstáculos que impiden que las personas canten libremente es la llamada “vergüenza vocal”. Muchas veces, la comparación con cantantes profesionales o con individuos más experimentados genera inseguridad y lleva a la autocensura.
Sin embargo, existe una alternativa a esta barrera psicológica: la confianza en la propia voz. La experta lo define como “seguridad vocal”, que implica sentirse cómodo para iniciar una canción en compañía de amigos o participar en un coro sin temor al juicio ajeno. Esto no solo permite disfrutar del canto sin presiones, sino que también ayuda a recuperar la conexión con una práctica que debería ser natural y accesible para todos.
Balsnes también resalta el papel de los coros como espacios de integración. Participar en uno no requiere ser un cantante profesional, sino tener la voluntad de sumar la voz a la de otros. “Me gusta llamar al canto coral el sonido de la comunidad.
Se puede escuchar cómo las personas colaboran y mezclan sus voces”, indica. A través del canto grupal, se refuerzan los lazos sociales y se genera un sentido de pertenencia, algo que puede ser particularmente valioso en momentos de soledad o cambios en la vida.
Más allá del ámbito coral, la profesora señala que cantar en grupo es una tradición presente en muchas culturas y eventos significativos. “Cantamos en partidos de fútbol, en fiestas y en actos religiosos. Para ella, perder estas instancias de canto compartido significaría debilitar un vínculo esencial dentro de la sociedad.
El canto como herramienta de aprendizaje y concentración
Además de sus beneficios emocionales y físicos, el canto también tiene un impacto significativo en la capacidad de aprendizaje. Puede utilizarse como un recurso didáctico en distintas áreas, desde la enseñanza de matemáticas hasta nuevos idiomas.
Según Balsnes, “cuando una clase comienza con canto, los estudiantes logran enfocar su atención en un objetivo común”, lo que demuestra su utilidad para mejorar la concentración en el aula.
No obstante, la presencia del canto en los colegios disminuyó en los últimos años. Ya no es un elemento esencial en la instrucción de los maestros y su enseñanza depende, en gran medida, del entusiasmo de algunos profesores. “En muchas escuelas, el canto está presente solo gracias a unos pocos docentes apasionados. Pero si ellos se van, muchas veces no hay quien continúe con la práctica”, advierte la investigadora.
Este descenso genera un ciclo difícil de romper: si los profesionales no fueron expuestos al canto durante su formación, es poco probable que lo integren en su enseñanza, lo que perpetúa su ausencia en la vida cotidiana de los estudiantes. En muchos casos, cuando quieren incorporar música, recurren a versiones instrumentales de canciones en plataformas digitales en lugar de cantar ellos mismos.
Recuperar el canto en la vida cotidiana no solo implica disfrutar de las canciones, sino también fortalecer lazos sociales, estimular el aprendizaje y preservar tradiciones culturales. Más que una habilidad, es una expresión compartida que acompaña momentos clave de la vida y aporta bienestar en múltiples niveles.
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