Ronco Pollo ¿sabes por qué se llama así esa calle?
El misterio del nombre de la calle Ronco Pollo. La historia de «Roco Poyo» alias Ronco Pollo
Enfoquémonos en una duda que seguro nos carcome a todos: ¿por qué la calle que desemboca en Av. Universidad se llama Ronco Pollo? ¿Fue acaso bautizada entre alitas y pechugas? ¿Solía ser la calle de las rosticerías? ¿Alguien se estará burlando de nosotros?
Y el pollo es lo de menos. Lo verdaderamente enigmático es el adjetivo: el carácter ronco del pollo. Calle Los Pollos, calle Pollerías, todo eso es aceptable, ¡pero por qué un pollo ronco! ¿Acaso habría allí pollos afónicos?
Parecería una broma de la modernidad. Pero no, encontramos un opúsculo de finales del siglo XIX donde el hijo de don Cayetano Rubio habla una y otra vez de «la toma de Ronco Pollo, la que da paso a el agua que surte al Barrio de San Sebastián […] en el Molino de San Antonio».
Misterio (casi) resuelto: el curioso nombre de la calle Ronco Pollo data de por lo menos 1879.
A pesar de la corriente innovadora surgida en 1915, por decisión del gobernador Federico Montes, para cambiar la antigua nomenclatura de las calles de la ciudad de Querétaro por el nombre de héroes, el pueblo continuaba con sus propias referencias a un personaje, a un hecho popular o a un accidente de la naturaleza, fruto de lo que se llama toponimia, siendo esta costumbre más patente en la periferia de la ciudad.
Dice mi amigo Jaime Zúñiga Burgos que “durante los trabajos para el tendido de la vía del Ferrocarril Nacional en el tramo norte del molino de San Antonio —hoy Instituto Queretano—, al barrenar la dura roca del lugar conocido como el barrio de El Cerrito, los pobladores rescataron unas grandes piedras para elaborar lavaderos, los que fueron colocados en el canal que cruzaba la calle de Marte, casi esquina con Primavera.
En dicho canal derivado del río Querétaro, se reunían diariamente las mujeres que acudían a lavar, porque el agua era abundante y muy limpia al provenir desde su nacimiento de los socavones de La Cañada, y pasar después de este lugar, y de haber sido utilizada en las fábricas de Hércules, La Purísima y San Antonio, continuar para el riego de la Huerta Grande, la que en un tiempo fue propiedad del gobernador Constantino Llaca”.
Además, el lugar de los lavaderos era un punto de reunión muy concurrido, y también el paso obligado de los habitantes de El Cerrito.
Entre las grandes rocas rescatadas había una, la que por sus especiales dimensiones de más de 1.60 metros de largo por 60 centímetros de ancho, fue escogida para convertirla en una banca, para descanso de los acompañantes de las que lavaban, y en ese tiempo, a los bancos que se encontraban en los pasillos de las casas, pegados a la pared o en ambos lados del interior de las ventanas, se les llamaban “poyos” o “poyitos”, y siguiendo la costumbre española también a esta banca se le conoció como “poyo” y “roco” por ser una roca. Era “el poyo roco”.
Sigue diciendo Jaime Zúñiga que “Varias décadas permaneció ‘el poyo roco’ junto a los lavaderos de la calle de Marte, en el arroyo que corría paralelo al río Querétaro y estuvo pegada dicha piedra a la pared, en la entrada de lo que en un tiempo fue La Cartonera González, frente a la puerta del Instituto Queretano, banca que servía de referencia ¡Nos vemos en el poyo roco!, porque significaba un cómodo lugar para la espera, por estar bajo un frondoso fresno que le daba mucha sombra”.
El paso del tiempo y el desconocimiento del real nombre, y del origen del “roco poyo”, se fue degenerando, ubicándolo erróneamente en otro callejón, frente a la finca de ladrillo de dos plantas de un extranjero: don Juan Balmes, conocida como “La Casa de las Brujas” —recientemente rescatada del abandono para hacer un bebedero de clase alta, aunque la gente la confunda con la que fue propiedad del licenciado Antonio Pérez de la Peña, y que es un castillo en la calle Fresno— y en donde existía un vivero de cactáceas, que el propietario exportaba a Europa.
Quedando en ese lugar una placa de cantera, que marcaba el año de 1882 como la fecha de su construcción, a la que por desconocimiento se le decía ya calle del “Ronco Pollo” —hoy calle Agustín Rivera— nombre a todas luces erróneo “porque los pollos pían con mucha claridad, y no están roncos”, además de no existir ningún dato lógico que pudiese justificar el cómico y descabellado nombre del “Ronco Pollo” —en lugar de escribir poyo con “y”—.
El nombre del magnífico pintor y ebanista Agustín Rivera le fue impuesto a esa calle por el ayuntamiento de Querétaro, presidido por el licenciado Braulio Guerra Malo en 1990, ya que el distinguido artista había colaborado con el que esto escribe en el diseño y colocación de la nueva nomenclatura que tuvo la ciudad capital a partir de 1989: placas verdes con letras blancas para la periferia y elegantes con recuadro, letras negras y fondo beige para el centro histórico.
Destacamos la nomenclatura del maestro Agustín Rivera, gran artista, escultor, pintor y ebanista, catedrático en Bellas Artes. Qepd.
Compartimos comentarios interesantes de oriundos queretanos.
«Hace muchísimos años, cuando recién se inauguró el mercado de la Cruz , (mi mamá era locataria) recuerdo que todos el frente hacia el río eran carrizales y en mis «aventuras de exploración» allí, una vez me encontré a un pepenador muy viejito según su decir vivía cruzando el río me contó una historia que de cuando él era niño y se divertían nadando en el río y que se juntaban en donde le decían el ROCON y que había una acequia que llevaba agua para el barrio de San Sebastián pero no recuerdo que existiera la calle que hoy se llama así, solo se veía una arcada que llevaba agua a lo que hoy es el Queretano». Mario Ledesma G
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«A mi me comentó un amigo que antiguamente las bardas se construían con una como saliente a la llamaban roco poyo». Araceli Tirado
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«El canal del Roncopollo cruzaba la calle Marte, pero no “casi esquina con Primavera”, salía del Instituto Querétano, y sobre la calle Marte estaban los lavaderos, luego continuaba por debajo de la cartonera, que estaba a unos 20 metros de la vía del tren, no «frente a la puerta del Instituto Queretano». El agua del Roncopollo no provenía de los socavones, no era «muy limpia», era del río, contaminada ya desde antes de los tiempos del Marqués. Esa agua provenía de la Presa de San Isidro que mediante una atarjea llegaba al Molino de san Antonio para dar movimiento a la turbina y otros usos más, luego el líquido sobrante era desechado mediante el canal del Roncopollo». Fotografía Antigua
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«¿Será? Habría que investigar más eso del pollito para sentarse pueque dirían los viejitos pero lo de Roco por roca sería piedra pollo o el pollito de piedra o roca pollo. No podría ser más romántico y decir que el pollo dueño de la huerta le llevaba serenata todas las noches a su novia que era la hija del administrador de la huerta y estaba ronco y se le quedó el callejón del ronco pollo». Gerardo Dorantes.
Por Andrés Garrido del Toral(+) publicado en Cronista de Querétaro «Ronco Pollo» en 2020. Libro Historias y recuerdos del Querétaro antiguo 2013, fotos agencias Maps y Cronista Querétaro Ronco Pollo Ronco Pollo Ronco Pollo Ronco Pollo