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Atlante regresará a Primera División en 2026

Atlante protagoniza el mayor anuncio del año al iniciar el proceso aprobado por la FMF que lo prepara para volver al máximo circuito en 2026.

Atlante había sido tema recurrente en pasillos, reuniones privadas y conversaciones entre aficionados que nunca dejaron de soñar con su regreso. Durante meses se alimentaron rumores, expectativas y silencios prolongados, hasta que la reunión de dueños puso punto final a la incertidumbre. En un salón donde las carpetas oficiales se mezclaban con la tensión acumulada, el anuncio tomó forma con la claridad de una noticia que no podía esperar más.

Atlante fue nombrado en voz alta por Mikel Arriola, un detalle que no pasó desapercibido entre los asistentes. El presidente de la Liga confirmó que se había dado luz verde al proceso de compra-venta que involucraba al club Mazatlán, una transición preparada cuidadosamente entre TV Azteca y la directiva encabezada por Emilio Escalante. La noticia encendió la atmósfera, no solo por su impacto deportivo, sino por lo que significa para millones de aficionados que han mantenido encendida la llama azulgrana.

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Las negociaciones de Atlante a la Primera División

Los pasos hacia el regreso del equipo estuvieron llenos de prudencia y estrategias silenciosas. Aunque en el discurso público se hablaba de análisis institucionales, dentro de las salas de negociación se discutían cláusulas, tiempos y condiciones específicas para que Atlante pudiera ocupar nuevamente un lugar en la Primera División. Esta vez, el proceso no podía apresurarse: debía ser sólido, transparente y cumplir con cada regulación marcada por la FMF.

Por ello, el acuerdo entre TV Azteca y el grupo encabezado por Escalante fue presentado ante los dueños como el inicio formal del proceso de sustitución de derechos. El trámite, autorizado por completo, significó no solo un paso administrativo, sino la señal de que el camino estaba perfectamente trazado hacia 2026. Atlante recibió así la confirmación de que su regreso no dependía de especulaciones, sino de un proceso avalado desde el más alto nivel del futbol profesional.

Un camino lleno de condiciones estrictas

Para que el regreso del club sea una realidad, se estableció una serie de compromisos que deberán cumplirse rigurosamente. Entre ellos se incluyen evaluaciones estructurales, procesos financieros y adaptaciones deportivas indispensables para garantizar que la incorporación del equipo suceda sin irregularidades. Las autoridades remarcaron que no habría excepciones ni flexibilizaciones, pues se busca un regreso ordenado, sostenible y competitivo.

Atlante deberá completar cada requisito conforme a los lineamientos establecidos, un desafío que la directiva aceptó desde el primer momento. Si todo avanza conforme a lo programado, el proceso finalizará antes del verano de 2026, abriendo paso a la reaparición del club en el máximo circuito tras una larga espera.

La permanencia de un problema mayor: el ascenso y descenso

Mientras se celebraba el regreso del equipo, otro tema volvió a ocupar la mesa: el ascenso y descenso. En medio del entusiasmo por la resolución, los directivos enfatizaron que el retorno de este sistema aún no podrá realizarse. Las razones se mantienen: no existen todavía cuatro clubes certificados en la Liga de Expansión que cumplan con los requisitos de infraestructura, finanzas y desarrollo deportivo.

En distintos encuentros a lo largo de 2025, varios presidentes de clubes de la categoría inferior argumentaron que las exigencias son excesivas e incluso injustas. Se escucharon críticas directas, señalando que las reglas actuales parecen diseñadas para favorecer a ciertos equipos. Sin embargo, en la reunión de dueños se reafirmó que la prioridad es la estabilidad del sistema, y que el ascenso no podría abrirse hasta que los criterios se cumplan de forma estricta.

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Reacciones, expectativas y el resurgir de una identidad histórica

Atlante ya había sido protagonista de múltiples debates sobre tradición, identidad y pertenencia dentro del futbol mexicano. Su ausencia en la Primera División creó un vacío emocional que nunca fue completamente llenado. Desde los aficionados mayores que recuerdan glorias pasadas hasta las nuevas generaciones que solo conocen al club por historias familiares, el regreso despierta una ilusión colectiva.

El anuncio también reavivó el sentimiento de pertenencia entre aquellos seguidores que han acompañado al equipo en cada transformación. La posibilidad de volver a competir contra las instituciones más fuertes del país coloca al club en una narrativa más profunda: la del resurgimiento de un histórico que siempre supo adaptarse a las adversidades. Atlante se convierte así en símbolo de persistencia y renacimiento en un futbol cada vez más condicionado por decisiones empresariales y calendarios apretados.

La visión a futuro: compromisos, modernización y una nueva era

El proyecto de reintegración no termina con la compra-venta. Una vez concluido el proceso administrativo, llegará una etapa aún más desafiante: construir un plantel competitivo, adaptarse a las exigencias de la Primera División y recuperar el prestigio que alguna vez distinguió al club.

La directiva ya visualiza un plan a largo plazo que implica desarrollo de fuerzas básicas, reestructuración deportiva y fortalecimiento estratégico. Aunque los detalles todavía permanecen en privado, la intención es clara: el regreso no será momentáneo, sino el inicio de una era más sólida para la institución. Atlante sabe que este retorno no solo es una oportunidad deportiva, sino un compromiso con su historia y con una afición que lo mantuvo vivo durante años de incertidumbre.