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Los partidos políticos y el tren eléctrico

Los partidos políticos y el tren eléctrico

El Jicote, Por: Edmundo González Llaca

Martes 11 de febrero de 2025

Los mexicanos hemos observado, vivido y padecido tanto este término, que nuestra clase política bien puede reclamar derechos de autor. Sin embargo, no es así. El término, “Elefantes Blancos”, investigó Mario Vargas Llosa, tiene su origen en Siam, lo que hoy es Tailandia, en este país se consideraba a los “Elefantes Blancos” como animales sagrados, en consecuencia, estaba prohibido ponerlos a trabajar. Las obligaciones del propietario eran proporcionarles alimentos y venerarlos.

El Rey de Siam, tan perverso como el prócer de Nacajuca, cuando quería arruinar a alguien, no le abría ningún expediente, simplemente le regalaba un “Elefante Blanco”, mismo que se encargaba de empobrecer al supuesto beneficiario.

Un ejemplo, casi mandado a hacer, de un “Elefante Blanco”, fue la “Farmaciooota. El prócer anunció que se terminaría el problema de abasto de medicamentos, que con la “Farmaciooota” se podrían suministrar, rápido y de buen modo, a quien lo solicitara en toda la República Mexicana. El resultado mis estimados lectores, es que la farmacia de su esquina, sí, la farmacia de su esquina, con el güero de la bicicleta, distribuye más medicamentos y más rápido que toda la “Farmaciooota”.

Actualmente tenemos elefantes grises que van que vuelan para “Blancos”, la anfibia refinería de “Dos Bocas”, el aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya. Morena, bajo el lema: “Para qué se hacen las cosas bien, si después viene otro gobierno y las tiene que volver a hacer”.

Después de todo nosotros ya salimos en los medios de comunicación cortando listones. El chistecito, característico de los gobiernos populistas, obsesionados con el voluntarismo y el corto placismo, se ha reflejado, entre otras maneras, en los presupuestos y en el tiempo de entrega. La refinería ha duplicado el costo y no tiene ni para cuándo producir un litrito de gasolina, con la condición que no se vuelva a inundar; al Tren Maya para terminarlo, después de tres inauguraciones, le han tenido que dar otros cuarenta mil millones de peso. Sin agregar todos los problemas que merman y aplazan sus beneficios.

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Todo esto viene a colación por el proyecto del Tren Eléctrico México Querétaro. No le rompo la inocencia a la clase política si les digo que este tren, además de su necesidad y de sus evidentes beneficios, también tiene el propósito de ser la carta de presentación de Morena para ganar las próximas elecciones en Querétaro.

Esto hace del Tren Eléctrico una referencia obligada de los partidos políticos. Para Morena, del éxito de la obra depende el cumplimiento de su promesa y su triunfo electoral; el monitoreo del tren para los opositores sirve para dar prueba de su existencia, pues después de perder las elecciones, no han desaparecido, pero sí se han desvanecido. El posicionamiento de cada partido ante el tren tiene sus aristas correspondientes.

El Tren Eléctrico México Querétaro exige definiciones. El Tren Maya adoleció de pecados mortales que han deslegitimado el proyecto: corrupción, ineptitud, daños a la ecología de la península; presupuestos inflados. Una auténtica catástrofe. Ante esta realidad Morena tiene dos estrategias políticas: seguir la huella del PRI, mi ex partido, convertirse no en un partido en el poder sino del poder; no ser un mediador entre las necesidades de la gente y las autoridades, sino un mediatizador, distrayendo y saboteando las legítimas demandas de la sociedad.

La otra estrategia política es reconocer de frente la realidad del Tren Maya, practicar la evaluación crítica del proyecto y vacunar de esos vicios al Tren Eléctrico México Querétaro. Demostrar que la experiencia, no es algo inútil, una especie de árbol de navidad en marzo, un billete de lotería de un sorteo ya jugado, sino al contrario, una lección que se tomará en cuenta para que no se repita.

Que Morena practique la autocrítica en el proyecto del Tren Maya sería esperanzador para sus militantes y ciudadanía en general, pues gozan de la mayoría. Lamentablemente la autocrítica es una palabra y una práctica que no están en el diccionario de Morena ni en su ejercicio del poder. Decir Morena y autocrítica es un oxímoron. En las Cámaras, ante las iniciativas de ley, no tienen derecho de tocarlas ni con el pétalo de una coma. Engolosinados con el poder y obedientes a las ocurrencias de su fundador, ante cualquier oposición, se tiran en la hamaca del mayoriteo. Por eso nuestro Congreso se ha convertido en dos tropicales torres de Babel.

 El Tren Eléctrico que inicia sus trabajos en abril, es una magnífica oportunidad para marcar su diferencia con las equivocaciones de la administración pasada, probar que no son una masa acrítica de representantes populares y militantes. No se trata de ninguna herejía contra el prócer, simplemente que el famoso segundo piso, no es cerrar los ojos ante los errores del pasado sino superarlos.

Para los opositores la postura que mantengan ante el proyecto del Tren Eléctrico no es una necesidad más en su vida partidista sino una exigencia vital. De lo indiferente, pachorruda o equivocada participación en el proyecto depende, ni más ni menos, que el resultado de las próximas elecciones en el Estado.

El Tren Eléctrico tiene un filón especial, la crítica y rechazo de los partidos opositores en temas como la desaparición de los órganos autónomos o la incertidumbre de la justicia, no dejan de ser abstracciones conceptuales que no sacuden a la opinión pública. En el caso del Tren Eléctrico son obras, acciones y repercusiones muy vivas y concretas; visibles y demostrables. Bien fundamentadas las críticas generan mayor indignación y posibilidades de movilización ciudadana.

Con otra variante, no es necesario esperar hasta terminar la obra, sino que las posibilidades de evaluación están en toda la transición, desde la información, los estudios, la planeación y la construcción. El mal comienzo del anuncio de la obra del Tren, en una Mañanera, sin la presencia de ninguna autoridad política ni social, informando de una estación de tren de la que autoridades ni comunidad tenían la más mínima idea, abren opciones de crítica insuperables.

 Nada despreciables para la crítica partidista son las confirmadas y hasta aceptadas por el propio Ejército, las metidas de bota en el Tren Maya. Dirían los abogados: ante confesión de parte relevo de pruebas. Felicidades al ejército por el cuestionamiento de su obra y el reconocimiento de  sus errores.

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No puedo evitar una reflexión sobre mi antiguo partido. En la recuperación de los Alcanfores para Querétaro el PRI tuvo un papel protagónico. Ahora está totalmente marchito, corre el peligro de convertirse en una leyenda urbana, algo así como el Chucho el Roto de los partidos políticos. El Tren Eléctrico es una oportunidad para hacerse visible y evaluar su alianza con otros partidos políticos.

Termino. Lo ideal, y puedo poner como música de fondo, el cuento: “Era Blanca Nieves muy bonita”, es que todos los partidos políticos dejen sus intereses particulares y se sumen para que el Tren Eléctrico, no solamente no arrastre los nefastos errores del Tren Maya, sino que sea una obra de gran beneficio para México y Querétaro. Que todos los partidos políticos se comprometan a que esta magna obra no sea uno más de la gran manada de “Elefantes Blancos”, con los que la clase política ha invadido Al país. Si es mucho pedir, para eso está la sociedad civil, cuyo papel abordaremos la próxima vez.

 

 

 

 

Edmundo González LlacaEl Jicote, por Edmundo González Llaca.

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