El último adiós de Querétaro al Padre Concha

Ayer por la tarde la iglesia de Santo Domingo, en el centro histórico de la ciudad, se fue llenando poco a poco hasta no quedar ni un solo lugar vacío.

Es el último adiós de Querétaro, de su familia, al padre Fr. Miguel Concha Malo O.P. fallecido en la ciudad de México el lunes de esta semana. Aquí, donde naciera y en el templo que tanto amó, fue su funeral de cenizas.

Amigo cercano al poder público nacional, al local, al eclesiástico, al universitario, lo fue más a los derechos humanos de todos, de los desprotegidos y de la clase indígena.

Sacerdote dominico, teólogo profundo, catedrático universitario, escritor, periodista y columnista del periódico La Jornada, premio nacional de periodismo, conferencista de altos vuelos, fue fundador del centro de derechos humanos Fray Francisco de Vitoria, que desde que inició operaciones ha prestado valiosos servicios a víctimas y familiares de violaciones a las prerrogativas esenciales de las personas.

Se extingue su vida, pero no su obra.

Amigo cercano y en muchos de ellos consejero espiritual, el padre Concha vivió y convivió con el obispo Samuel Ruiz, que vivió sus últimos días en Querétaro ; impulsor de los llamados “obispos rojos” donde estaban Sergio Méndez Arceo, fue el primer impulsor de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, gran impulsora de los derechos de los pobres.

Estuvo muy cerca del movimiento del Ejército Zapatista en Chiapas y muy cerca del misterioso comandante Marcos, que trajo en jaque al Ejército Mexicano.

El padre Concha fue fundador de la primera revista especializada en la defensa de los derechos humanos y que se llamó Justicia y Paz. Su pluma, clara y contundente, fue factor para que incursionaran en los medios otros religiosos.

Su obra y su pensamiento influyeron en forma notoria en la consolidación e incidencia política del movimiento en México por los derechos humanos y un referente obligado en la lucha por la democratización del país. Fue autor de varios libros, entre otros el que tituló “La Participación de los cristianos en el proceso popular de liberación en México” (1968).

Su trabajo como columnista lo inicio en el periódico Unomásuno y lo continuó hasta poco antes de su muerte en el periódico La Jornada.

Desde este martes y en los citados periódicos, se llenaron de esquelas enviadas por la comunidad de la Ibero, donde fue catedrático, de la revista Proceso. Esquelas del canciller Marcelo Ebrard, de Cuauhtémoc Cárdenas, de Patricia Mercado, de Alejandro Encinas y de la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, entre otras muchas personalidades políticas y gubernamentales.

El Dr. Miguel Concha Malo había nacido en Querétaro en el año de 1946 al seno de una familia formada por ocho miembros.

El mayor de todos ellos, fue el Dr. Luis G. Concha Malo; le siguió Carmelita quién murió siendo una niña. El padre Fr. Miguel Concha O.P. de los padres dominicos, fue el tercero de la familia; Le seguía Consuelito viuda del Ing. Gustavo Esquivel; el quinto miembro de esta distinguida familia fue el Lic. Ramón Concha Malo, fallecido en el año de 2019; el sexto miembro es el Ing. Juan de Dios Concha Malo, le siguen Maru Concha Malo de Soto y la menor, Lupita Concha Malo de Loyola.

Todos ellos – los que están con vida – y un gran número de sobrinos y nietos de la numerosa familia Concha Malo, estuvieron acompañando ayer al querido tío, que fue “en esencia un hombre bueno” pero también un luchador incansable de los derechos humanos y la defensa de los pobres.

Descanse en paz el padre Miguel Concha Malo.