Columnas

“Culpa / Lamento”

“Culpa / Lamento”

Por: Raúl Franco Estrada

Jueves 11 de diciembre del 2025

“Si cada quien se hiciera responsable de si mismo y sus actos, como de las consecuencias, la convivencia   humana,   desde   su   existencia,   no   desataría   la   confrontación innecesaria,   el   odio irracional o la perdida de principios. Idealismo, ¡si!, cuanta falta hace” Luar Ocnarf.

No  entendía,  eso  quiero creer,  el sentido  real   de   la  “Culpa  y   el  lamento”, si, después  de siete décadas al día de hoy, tengo dudas del cómo abordar este tema. Porque el concepto desde su definición, de ambos términos,  “Culpa y lamento”, se aplica, siente y observa de acuerdo a la forma de nuestra educación, cultura, religión, territorio e historia.

Hoy sin lugar a dudas señalamos como culpables a quienes han quitado la vida a seres indefensos que no tuvieron oportunidad, como tantos otros a lo largo de la historia del mundo, que solamente disfrutaban del placer de vivir y departir en un ambiente lúdico;  pero a cada quien le   duele   la   propia   piel,   aquí, en nuestro país, los feminicidios   de   Juárez   y   otros estados, los   normalistas,   los desaparecidos, los descabezados o desmembrados y colgados, etc., de quién es la culpa, por quién el lamento.

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Igual no comprendo, cuando la naturaleza humana casi en automático elude la culpa, hay quienes se la acreditan y vanaglorian de actos terribles, deleznables, pero para ellos justificados ya sea por la religión, la política, la seguridad, el dinero y el absurdo de los pretextos, ¡la paz!

Entiendo que asumamos la culpa de nuestros errores, intencionales o no, sabedores que habrá un castigo, sanción o reprimenda como consecuencia de nuestros actos. Siempre pensé que lo que menos  queremos  los  seres humanos  es  ser  culpables  de   actos negativos,  sin embargo,  al  menos  yo, siempre seré culpable de tanto amor, mmm, ese estúpido romanticismo.

En el transcurso de la vida el ser humano siempre   esta  la posibilidad de fallar, de cometer errores y por lo mismo lamentarse  de ser el actor de tal acción, de la misma  manera tiene la posibilidad de reconocer y corregir, cuando es posible, el daño  hecho, pues nunca una vida quitada es devuelta o una cicatriz borrada. A quién culpar de la inseguridad y no lamentarme por no impedir  que gobierne de a quién hoy culpo de todo, hasta  de lo   que  no  le   corresponde, porqué   lamentar  lo   que  pude  impedir
pero  me   falto carácter y preferí el confort, ¡A quién culpar!

Ante   la   adversidad   normalmente   buscamos   culpables,   y   nuestros   lamentos quisiéramos  los escuchara el Ser Divino en el que creemos, incluso el Universo. La soledad no es consuelo ante la decepción de no encontrar culpables, y mucho menos la violencia es justificación para quitar la vida por cualquier motivo o en aras de un supuesto mandato Divino. ¡El cinismo del descaro!

La “culpa como el lamento”, tras de sí, siempre tendrán su propia historia, cada persona las justifica o asume de acuerdo a sus emociones o intereses, bastaría observar no solamente los hechos públicos,  sino principalmente los particulares, los cotidianos de cada uno, en esa dinámica de la convivencia ya sea familiar, laboral, social, etc.

Tampoco se trata de sentirnos culpables de todo y lamentarnos para desgarrarse las vestiduras ante cualquier error, ¡todo en su justa dimensión!, asumir lo que verdaderamente es trascendente; por naturaleza los seres humanos somos falibles.

Lamento

Igualmente   no   tendremos,   no debemos  cargar   culpas  de otros para  no  lamentarnos  de  consecuencias que no nos corresponden.

Lamentamos las intransigencias en cualquier sentido y culpamos por lo hiriente de las expresiones proferidas ya sea en lo público o lo privado; tal es el manejo del lenguaje, sobre todo el público, pues hay puristas que cuidan cada palabra para encontrar el error, el desliz y criticar o enjuiciar, lo mismo una connotación o significado a modo, porque «hasta decir te amo duele u ofende».

Las palabras hieren más de lo que imaginamos y su huella indeleble perdura por siempre, así que, cuidado…  ¿a quién culparíamos cuando la realidad nos golpea muy fuerte en ocasiones?, y aún así debemos seguir adelante, procurando ser propositivo principalmente con nosotros mismos.

La  culpa   conlleva  también la  posibilidad  del  perdón,  depende   del  tamaño  de  la  acción,   de  la capacidad para otorgarlo, de las circunstancias, depende de…, de quién debe darlo.

Mentira, el tiempo no sana heridas ni permite olvido, pregunten a quien la muerte arrebato a un ser querido.

Raúl Franco Estrada.

 

 

 

 

Lic. Raúl Franco Estrada.Lic. Raúl Franco Estrada.

Diplomado en Políticas Públicas, Analista político y social, amplia experiencia en el sector privado y los tres niveles gubernamentales tanto en comunicación social, Dirección, capacitación y resolución de conflictos. Conferencista sobre Desarrollo Humano, Relaciones laborales y sociales.
Autor del Poemario Hojas sueltas; relatos como A una niña, Sueño, Romántico, y otros.

Colaborador en medios digitales y columnista de «EXACTO DE MÉXICO»

Correo: ral.f52_leonardo1109@yahoo.com

 

 

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