Dejan la universidad más de 93 mil alumnos
Dejan la universidad más de 93 mil alumnos por falta de computadora o Internet.
CIUDAD DE MÉXICO.- Este ciclo escolar, 93 mil 208 alumnos de instituciones de educación superior causaron baja temporal o definitiva, de acuerdo con datos de la Dirección General de Educación Superior Universitaria e Intercultural (DGESU) de la Subsecretaría de Educación Superior.
Carmen Rodríguez Armenta, titular de la DGESU, explicó que las causas de la deserción son multifactoriales en este nivel educativo y van desde las necesidades de los jóvenes de incorporarse al trabajo hasta la falta de equipo de cómputo o conexión a internet y el factor sicológico.
En entrevista, destacó que a estas alturas de la pandemia todavía dos de cada 10 universitarios (21%) tienen insuficiencia de infraestructura tecnológica para seguir sus clases a distancia.
“La diferencia de la estrategia en educación básica que tiene que ver con la televisión es que en la educación superior se requiere de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación”, manifestó.
En este contexto, la funcionaria informó que se está revisando con cada institución educativa el proceso de acompañamiento para poder incorporar nuevamente a los alumnos que han desertado de las universidades
Una de las estrategias clave en contra de la deserción que se está registrando en el nivel superior, detalló, es la flexibilización del proceso de evaluación de los estudiantes, pues no es lo mismo, reconoció, lo que están enfrentando los universitarios de las escuelas privadas que los de las públicas.
Se requiere inclusión y sensibilidad, manifestó, para enfrentar este problema.
“Podemos ver como las instituciones tienen dos tipos de estudiantes, por ejemplo, los que no cuentan con equipo de cómputo y los que sí cuentan, es decir, estamos viviendo la pandemia desde espacios diferentes y, por ello, es tan relevante el tema de la flexibilidad en el proceso de evaluación y el acompañamiento psicológico”.
“Y los procesos de flexibilidad tienen que ver con que, si de repente, un estudiante, se está observando que ya no se conectó, que tiene algunos problemas de conexión, el profesor tenga la sensibilidad de decir, ‘a ver qué le está pasando a este estudiante’, busque al chico, le llame por teléfono, le mande mensaje o correos electrónicos que le permitan sentirse acompañado. Pero la estrategia debe ser puntual, segmentada y muy cuidada en compañía de cada uno los rectores y las rectoras”, planteó.
Rodríguez Armenta expuso que no todos los estudiantes tienen las habilidades autogestivas para llevar a cabo un proceso de aprendizaje en línea.
En este sentido, refirió que el programa de tutorías implementado desde hace más de una década en el país en diversas universidades para fortalecer la formación autónoma del estudiante, hoy juega un papel protagónico.
“Esto va a ser fundamental, porque más que nunca debemos de poner una atención mayor a la que demandaban las clases presenciales, porque al estar mediados por tecnologías, ahora los procesos educativos son distintos; entonces, el profesor tiene que tener la capacidad de generar dinámicas diferentes y materiales educativos diversos”, agregó.
Rodríguez Armenta comentó que otro de los retos que enfrentan las universidades, una vez que se tenga que volver a clases presenciales, es el número de docentes que se han identificado como población vulnerable ante al virus SARS-CoV-2.
Se detectó que de los 429 mil 495 docentes que laboran en instituciones de educación superior, 41 mil 979 son obesos, hipertensos, diabéticos o mayores de edad.
Esto significa que uno de cada 10 maestros universitarios tienen algún factor de riesgo que los hace más susceptibles a complicaciones en caso de contraer el nuevo coronavirus.
Por Excélsior.