Cultura

Anna Coleman, la reconstructora de soldados

Anna Coleman Watts devolvió la autoestima a soldados que quedaron sin partes del rostro tras combatir en la I Guerra Mundial.

Ciudad de México.- En el 2020 las mascarillas o cubrebocas pasaron de ser noticia a ser un accesorio de primera necesidad y después a ser aborrecidos por casi todos los ciudadanos que los tienen que portar a diario para garantizar su salud y la de sus seres cercanos. Sin embargo, en otro momento de la historia (cuando no existía la cirugía plástica o procesos reconstructivos) estas mascarillas ofrecían una vida digna a cientos de soldados cuyos rostros sufrieron los estragos de la Primera Guerra Mundial. La artista detrás de esta maravillosa idea fue Anna Coleman Ladd.

Quién fue Anna Coleman Ladd

Anna nació en Filadelfia, Pensilvania, en 1878. Su familia era muy bien acomodada, por lo tanto Anna creció con una excelente educación especializada en literatura y arte, en buenos colegios de Estados Unidos y en el extranjero. Incluso a los 22 años aprendió a esculpir al lado de maestros en Roma.

Gracias a su talento y dominio por la escultura comenzó a hacerse de una excelente reputación y a recibir encargos de trabajos artísticos.

Anna Coleman

Anna se casó en 1905 con el médico Maynard Ladd. Maynard era un hombre muy rico, lo cual elevó el estatus de Anna aún más. Después de la ceremonia Anna Ladd se mudo a Boston y asistió a la Escuela del Museo de Boston durante tres años. Allí, se convirtió en una celebridad local por sus pinturas y esculturas.

 

El arte y la medicina

Ladd se mudo en 1917 a Francia con su esposo, donde ocupaba sus tiempos libres leyendo y escribiendo, tenía un gran acceso a material médico gracias a él.

Un día encontró un artículo escrito por un hombre llamado Francis Derwent Wood que llamó mucho su atención.

Este hombre era parte de la Royal Army Medical Corps cuando tenía poco más de cuarenta años y narraba que después de ver a hombres brutalmente desfigurados en la guerra, Wood se decidió por abrir el «Departamento de Máscaras para Desfiguración Facial en el Tercer Hospital General» de Londres, que pronto se conoció como la «Tienda de Narices de Hojalata«.

La intención de Wood era crear mejoras cosméticas utilizando aparatos faciales que llenaban el espacio vacío destruido por la guerra.

Ladd encontró fascinante este proyecto y logró contactar a Francis Derwent Wood y reunirse con él en la Cruz Roja Americana. Ladd le propuso colaborar con su proyecto y un año después abrió su estudio en París.

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Los rostros desfigurados de la guerra

Ladd hizo un gran uso de su talento artístico: fundó el «Estudio de Máscaras para Retratos» en París, donde ella y un grupo de ayudantes dedicados crearon máscaras para soldados cuyos rostros quedaron desfigurados en combate.

Utilizando todas las habilidades que había adquirido como artista, Ladd elaboró máscaras personalizadas que restauraron sus rostros desfigurados.

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El trabajo de Ladd cambió la vida de muchos veteranos heridos. La cirugía no pudo reparar del todo los estragos de la guerra, por lo que los soldados recurrieron a las máscaras de retratos.

Anna Coleman

Las máscaras estaban hechas de cobre y plata, y pintadas mientras el paciente las usaba para que coincidieran con el color de su rostro con precisión, incluso a algunos les pintaba o construía con cabello o aluminio vello facial.

Las máscaras se mantenían en su lugar con un par de anteojos incluidos, pero si el veterano no quería usarlos, Ladd montaba un alambre delgado o cinta para mantenerlo en su lugar.

Anna Coleman

A finales de 1919, había creado 185 máscaras. Cuando terminó la guerra, Ladd regresó a Estados Unidos, donde continuó su carrera como escultora.

Recibió cartas de hombres dándole las gracias por hacerlos sentir más cómodos con su apariencia, en 1932 fue nombrada Caballera de la Legión de Honor francesa por su servicio de guerra.

Anna Coleman

Anna Coleman

Murió en 1939, sólo tres años después de jubilarse en Santa Bárbara, California.

Anna Coleman

Con información de Cultura Colectiva