Casos y Cosas

¿El ser humano es egoísta o solidario por naturaleza?

 

La convivencia es la relación de las personas, ¿En primera instancia el ser humano sobresale por los egoísta o lo solidario?.

A menudo se acepta la premisa de que los seres humanos somos egoístas y competitivos por naturaleza, pero los estudios cuentan otra realidad.

La convivencia es la coexistencia física y pacífica entre individuos o grupos que deben compartir un espacio. Se trata entonces de la vida en común y de la armonía que se busca en la relación de personas que por alguna razón deben pasar mucho tiempo juntas.

La etimología del término remite al latín, el prefijo ‘con’ y la palabra ‘vivencia’, que significa el acto de existir. Del mismo modo que confundir o comparar son palabras que presumen, al menos, la existencia de más de una entidad que ocupa el lugar de otra o tiene alguna clase de vínculo, para que exista convivencia se necesita una pluralidad de personas.

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Por la vivencia se entiende al conjunto de acciones, sentimientos, preocupaciones, valores e ideas que constituyen la esencia de un ser humano. Cuando se combinan las dos palabras, se llega a la relación de las personas con los grupos sociales que integran, en un marco en el que necesariamente aparecerán contradicciones o tensiones.

La medicina, la psicología y la sociología consideran que una buena convivencia es un factor fundamental para una buena salud emocional, pero también para la integridad física de las personas.

La psicología se encarga de determinar los trastornos de la convivencia que pueden tener los individuos y ayuda a solucionarlos, tratando de interpretar si hay alguna causa interna que lleve a esa situación.

Si te pregunto si eres egoísta, seguramente me responderás que no. Por el contrario, si te pregunto si conoces a alguien egoísta se te ocurrirán muchos ejemplos, ¿verdad? De pequeños había siempre alguien que se comía todas las chucherías y no compartía con los demás. O quizá tengas una amiga que te pide ayuda constantemente pero que cuando tú necesitas algo está muy ocupada.

Hay casos más extremos. En el hundimiento del Titanic, la gente que estaba en los botes salvavidas golpearon con remos a las personas que estaban en el agua para que no subieran. Desde hace tiempo se ha extendido la idea de que los seres humanos somos egoístas por naturaleza, que somos competitivos, posesivos y despiadados.

Una ilustración de esta teoría es la novela de William Golding El señor de las moscas. Trataba de un grupo de niños que naufragan en una isla y que terminan peleándose, formando grupos rivales y matándose entre ellos. Pero, ¿de verdad el egoísmo es parte la naturaleza humana y nacemos con él? Los estudios indican que no y que, por el contrario, somos cooperativos por naturaleza.

En experimentos con bebés de año y medio de edad se ha visto que ayudan a otros y comparten su comida espontáneamente. En grandes desastres naturales la cooperación entre las personas es la norma. Se busca la supervivencia del grupo. Sin embargo, cuando las personas sufren estrés, escasez o están amenazadas personalmente, disminuye su altruismo y aumenta el egoísmo.

Por ejemplo, en la época del imperio romano, la supervivencia de la gente dependía del acceso a los recursos, como tierras y ríos. El hambre y la escasez eran constantes y había guerras por el control de estos recursos. No es de extrañar que en esta época nos haya dejado el proverbio latino homo homini lupus, “el hombre es un lobo para el hombre”.

El ser humano

Pero no siempre fue así. Hace unos 15.000 años la población del planeta no llegaba al medio millón. Los seres humanos eran nómadas cazadores-recolectores que vivían en pequeños grupos. El mundo estaba medio vacío. En estas circunstancias, no tenía ningún sentido pelearse por los recursos, porque había para todos. Bastaba con caminar un poco más allá para tener acceso a agua, caza y refugio.

En este entorno los grupos de individuos que cooperaban, cazaban juntos y repartían la comida tenían más posibilidades de sobrevivir. La cooperación como forma de vida se puede ver en las tribus de cazadores recolectores actuales. Los !Kung del Kalahari intercambian sus flechas para que nadie pueda atribuirse el mérito de cazar un animal. Hay una gran igualdad entre hombres y mujeres, y acaparar está muy mal visto.

¿Qué hay de El señor de las moscas? Curiosamente, esta historia ocurrió en la realidad, con un resultado muy distinto. En 1965 seis niños australianos naufragaron en un islote del Pacífico. Cuando los rescataron, 15 meses después, se habían organizado para cultivar un huerto, almacenar agua de lluvia, criar gallinas salvajes y mantener un fuego encendido permanentemente para que los rescataran.

Estamos programados para cooperar. Solo cuando nos encontramos con estrés, escasez e incertidumbre, sea real o imaginaria, cuando no tenemos el apoyo de los demás, nos volvemos egoístas.

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El ser humano, ¿es egoísta o solidario por naturaleza?
Thomas Hobbes partió de la base de que las personas son por naturaleza egoístas.
La contradicción primera seguramente llegue cuando se formule la pregunta del título de esta sección.

El filósofo Thomas Hobbes, cuando postuló como debían comportarse las personas y los Estados, partió de la base de que las personas son por naturaleza egoístas.

Otros pensadores, como Robert Sussman, afirman que la especie humana es inherentemente solidaria y cooperativa, y podrá ser egoísta de acuerdo al camino personal y cultural que vaya tomando.

Más allá de las posturas filosóficas, casi todos los modos en los que se han organizado las personas a lo largo del tiempo incluyen, con distintos matices, las dos nociones, dado que las personas vivimos combinando la ambición y el interés individual con necesidades y búsquedas de logros colectivos.

Este fino equilibrio surge como producto de muchas pautas, que son transmitidas a lo largo de las generaciones. La convivencia entre las personas debe adaptarse a esas pautas.

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Pautas de convivencia

Existen muchos ámbitos en los que las personas deben convivir (trabajos, escuelas, espacios públicos, barrios, edificios, grupos de amigos, familias), por lo que es importante que se establezcan adecuadas normas y códigos de comportamiento, que hacen a la buena convivencia.

Veamos algunas de las pautas de convivencia que suelen aplicarse:

Responsabilidad. Aquellas que se desprenden del sentido de la responsabilidad, entre las que se encuentran el cumplir horarios y los compromisos que son asignados, el llevar a cabo las funciones y las pautas de comportamiento que se deben respetar.

Respeto. Las que tienen que ver con el respeto, como aceptar los puntos de vista ajenos, no discriminar e intentar comprender y tenerle paciencia a los demás.

Honestidad. Las vinculadas con la honestidad, como asumir la responsabilidad por los propios errores.

Solidaridad. Las solidarias, como colaborar con el cuidado del lugar, integrar a las personas nuevas que lleguen, ayudar sin esperar una recompensa y abogar por lograr acuerdos en las decisiones que deban tomarse entre todos.

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Por Concepto y El Diario ES