Espectáculos

Javier Solís murió hace apenas 54 años

El Panteón Jardín de la Ciudad de México guarda los restos de un prolífico músico mexicano Javier Solís.

Gabriel Siria Levario conocido artísticamente como Javier Solís, fue un cantante y actor mexicano, conocido también como El Rey del Bolero Ranchero.

Se rumoró por mucho tiempo que fue en Nogales, en el estado de Sonora donde nació, y que se trasladó luego a la Ciudad de México. Parte de la versión es cierta: un tío de Javier fue de aquella localidad. Sin embargo, no hay fuentes que acrediten a Solís como sonorense, excepto la biografía publicada por la disquera CBS Columbia, que publicó su origen norteño en un LP.

 

Fue el primero de los tres hijos del matrimonio formado por Francisco Siria Mora, de oficio panadero, y Juana Levario Plata, comerciante, quienes lo bautizaron como Gabriel Siria Levario. Su madre poseía un puesto de venta en un mercado público y, debido al abandono por su esposo y al tiempo que le demandaba su trabajo, decidió en abril de 1932 dejar a Gabriel en casa de sus tíos Valentín Levario Plata y Ángela López Martínez. De hecho, el futuro artista siempre consideró a estos sus verdaderos padres. Fue bautizado en el Sagrario Metropolitano de la capital mexicana.​

Logró estudiar hasta el 5º grado de educación primaria en escuelas ubicadas en el barrio de Tacubaya, donde nació y creció.

En las escuelas de Tacubaya comenzaron a desarrollarse sus inquietudes artísticas, pues solía participar como cantante en los festivales escolares. Sin embargo, dejó de asistir a la escuela para ayudar en los gastos domésticos y a trabajar como recolector de huesos y vidrios. Luego trabajó trasladando mercancías en un automercado. En noviembre de 1939 falleció su madre adoptiva; el futuro cantante debió sobreponerse y continuó trabajando en oficios tales como panadero, carnicero, cargador de canastas en el mercado y lavador de automóviles. Luego se interesaría por el deporte, y llegó a ser gran aficionado al boxeo, al béisbol, al futbol y a la lucha libre, teniendo una gran amistad con El Santo, el enmascarado de plata.

 

Sin embargo, siguió interesado en cantar: comenzó a presentarse, como intérprete de tangos, en lugares públicos de espectáculos conocidos como carpa. Su primera oportunidad se la ofreció Manuel Garay, payaso de profesión y administrador del Teatro Salón Obrero. Ahí se puso como nombre artístico Javier Luquín y participaba en concursos de aficionados, y llegó a ganar en más de una ocasión un par de zapatos donados por una zapatería del lugar. Continuó trabajando en carnicerías, y el propietario de una de ellas, David Lara Ríos, al descubrir las habilidades del joven intérprete, decidió pagarle clases de canto con el maestro Noé Quintero, quien había sido maestro de vocalización de cantantes reconocidos para la época.

 

Carrera profesional

A principios de 1955 fue contratado para cantar en el Bar Azteca, donde permaneció por espacio de 4 años. Es aquí donde, a sugerencia de su amigo Manuel Garay, cambiaría su seudónimo por Javier Solís, con el cual lograría la fama artística. A mediados de ese mismo año lo escuchó cantar en el local Julito Rodríguez, en ese entonces guitarrista y primera voz del Trío Los Panchos, quien lo recomendó para una audición con Felipe Valdés Leal, quien era director artístico de Discos Columbia de México. Gabriel Siria, ahora convertido en Javier Solís, resultó aprobado en la audición y se le hizo un contrato para grabar su primer sencillo a fines de 1955. Se incluyeron los temas Qué te importa y Por qué negar. El sencillo obtuvo éxito en el interior de México y, gracias a ello, fue contratado formalmente el 15 de enero de 1956. Se dice que, como parte de este trato, Javier Solís entregó la cinta que contenía los temas antes mencionados y la compañía la archivó por varios años, dando a conocer los temas, años después de su fallecimiento, como ya se ha dicho.

Un hecho inesperado retrasó el lanzamiento de su primer álbum. El día del sepelio del actor y cantante Pedro Infante es motivo para que Solís, subiera a una cripta del cementerio a entonar la ranchera Grito Prisionero, imitando la vocalización del fallecido intérprete.

 

Solís continuó haciendo presentaciones en el Bar Azteca y también en un espacio de la emisora mexicana XEW. Recibe su primer disco de platino por las altas ventas de su primer sencillo, el día 5 de septiembre de 1957. Como consecuencia, grabó su primer álbum Javier Solís, Volumen I añadiendo a los temas de su disco sencillo 6 canciones más. Fue en esta época en que iniciaron las interrogantes en torno a su vida privada, pues en el prefacio de este LP se aseguró que su nacimiento ocurrió en el estado mexicano de Sonora, lo cual desmintieron las investigaciones periodísticas posteriores. Su consagración definitiva fue cuando grabó el tema Llorarás Llorarás (que formó parte del álbum del mismo título) en 1959, cuando Felipe Valdés Leal logró con consejos que Solís abandonara su estilo imitador de Pedro Infante. En lo sucesivo, su carrera fue meteórica, ya que aunque duró solamente 10 años, grabó 379 canciones y se convirtió en uno de los cantantes más famosos de la historia en México.

A pesar de su modesta estatura (1.63 m) y la corta duración de su carrera (10 años) logró forjar una carrera cinematográfica participando en 33 películas.

En 1959, durante su primera gira promocional hacia Estados Unidos, la disquera preparó un álbum de valses de origen mexicano en el cual el acompañamiento no sería efectuado con mariachis sino con una banda sinfónica conformada por músicos mexicanos y estadounidenses con arreglo y dirección del músico Fernando Zenaido Maldonado. El álbum, titulado Javier Solís con banda, fue grabado en los estudios de Columbia Records en Nueva York, en uno de los primeros trabajos de grabación multipista llevados a cabo por artistas latinoamericanos. Las ventas iniciales de este LP se destinaron a organizaciones de caridad, pero tuvo poca aceptación en México. Sin embargo, varios años después fue digitalizado. Curiosamente, en 1963 la disquera tomó la pista de voz de esta grabación y sustituyó el acompañamiento de banda con el del Mariachi Nacional de Arcadio Elías. El álbum resultante se denominó Valses Mexicanos, que al ser digitalizado se titularía Valses. Es la primera reconstrucción técnica llevada a cabo con la voz de Javier Solís, aún en vida, aunque esto no lo sabrían algunos fanáticos del cantante sino varios años después, gracias a los avances en las técnicas de computación y multimedios que permitieron hacer la comparación posterior.

 

Al año siguiente (1960), en una nueva gira en Estados Unidos, emprendió un proyecto muy diferente pues grabó boleros con acompañamiento de orquesta de estudio dirigida por quien después sería su amigo, el músico estadounidense Chuck Anderson. Este álbum fue denominado Javier Solís en Nueva York y tenía como fin, según palabras del cantante, ponerlo al nivel de otros artistas de géneros románticos demostrando su versatilidad. Este disco tardaría un tiempo en salir al mercado, debido a la aceptación del cantante como artista del género ranchero.

En 1962 y 1963 graba dos de sus discos más célebres: Fantasía española y Trópico, con canciones del compositor Agustín Lara, convirtiéndose así en uno de sus mejores intérpretes. Con las interpretaciones de Javier Solís inicia una nueva era para la música de mariachi dejando atrás los sones y la temática campirana para incorporar la lírica urbana y las adaptaciones de canciones latinoamericanas, logrando refrescar el género y el interés del público por la música ranchera.

Al iniciarse el año de 1966, Solís emprendió un nuevo proyecto discográfico grabando algunas de las canciones más conocidas de los compositores puertorriqueños Rafael Hernández y Pedro Flores. Sin embargo, debido a sus padecimientos de salud, sólo alcanzó a poner la voz a seis de las ocho pistas preparadas del nuevo álbum, aunque llegó a terminar su otro álbum Javier Solís Con Orquesta.

La Prensa

Enfermedad y fallecimiento

Por consejo médico, el 12 de abril de 1966, Solís fue hospitalizado en el hospital Santa Elena en la colonia Roma de la Ciudad de México para operarse de la vesícula biliar. De acuerdo a su acta de defunción falleció a las 5:45 a.m. del 19 de abril de 1966 por fallo cardíaco a consecuencia de desquilibrio electrolítico producido por la colecistectomía.​ Sin embargo, hasta el momento, se han recogido 4 diferentes versiones de su enfermedad y fallecimiento, sin que se tenga por válida ninguna de ellas.

Javier Solís

El 20 de abril, en medio de manifestaciones de dolor su cuerpo fue inhumado en el lote de actores del Panteón Jardín de la Ciudad de México, donde han permanecido sus restos desde entonces. Poco después, la disquera presentó las canciones dejadas por Solís, añadiéndoles a las pistas de estas interpretaciones recitados escritos por el actor Ángel Fonfrías y declamados por el ya fallecido actor y locutor Guillermo Portillo Acosta. Este último álbum fue denominado Homenaje Inconcluso A Rafael Hernández y Pedro Flores, el cual tuvo tales ventas que años después fue digitalizado. Ese mismo día en varias estaciones de radio del país se entonaron sus mejores temas como Amigo organillero, Sombras, Las rejas no matan y En mi viejo San Juan a manera de homenaje, en la XEW estación a la que se atribuye haber sido la primera emisora en revelar alrededor de las 7:00 horas el deceso del cantante causando gran conmoción en la población y de sus seguidores.

 

Con información de Wikipedia / Youtube / Agencias.