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Fernando Alonso volvió a rugir como nunca en un F1

Fernando Alonso no se cortó un pelo y su motor favorito volvió a rugir como nunca

El bicho se movía con una agilidad olvidada, menos peso y dimensiones más compactas que los monoplazas de la generación actual. Los cambios de dirección eran instantáneos. En las chicanes, Fernando Alonso tiraba al R25 como si de un kart de su circuito se tratara.

Nunca antes había probado en el R25 con neumáticos lisos como los actuales Pirelli (Michellin rallados en su época). El piloto cogía a su antigua amante por el cogote, exprimiéndo la bayeta a pesar la falta de puesta punto para el circuito de Yas Marina, como se notaba en algunos puntos. Pero era ese sonido rabioso, embriagador y atronador, dulcemente ensordecedor el que atrapaba y retrotraía a otra época donde un Fórmula 1 y su bramido eran indisolubles. Entonces resurgía de nuevo en Yas Marina esa sensación hace tiempo forzosamente soterrada de haber perdido aquella sinfonía agresiva, visceral e infinita de un motor de carreras de pura raza. Se notaba que el piloto le tenía ganas al bicho, y que también le tenía por la mano.

El corto primer ‘stint’ de Fernando Alonso en Yas Marina con el R25 congregó en el muro de boxes a parte de la parroquia del Gran Circo. Llegaba un espectáculo inusual en estos tiempos. Un doble campeón del mundo se reencontraba con la máquina de sus sueños, aquel monoplaza que tan pronto fue pilotado en la primera jornada de pretemporada de 2005 aseguró a su dueño que tenía en sus manos un arma letal, y así se lo dijo al instante a su manager, Luis García Abad. A final de año había roto el el quinquenio dominador de Ferrari y Michael Schumacher. Y revivió aquellas sensaciones de nuevo. Fernando Alonso no se paseó, precisamente, por el circuito de Yas Marina. Claro, así se bajo después…

“Este coche es taaaaaaan rápido. Ahora, con los neumáticos lisos, incluso más”, comentaba exudando adrenalina en las redes sociales poco después, “qué sensaciones. Qué fin de semana será este. Más vueltas mañana”. Cómo será ese bicho, para que así hable quien lo ha probado todo en el mundo de la competición. Y en las redes sociales, el veredicto de los aficionados fue unánime: en cuestión de rugido, cualquier tiempo pasado fue mejor.

 

 

«¡Increíble!»

Su sonrisa era más ancha que la ventana de su casco al bajarse del coche tras media docena de vueltas. El box no podía ser más espartano, sillas, una mesa, algún instrumental, poco más… Nada de la parafernalia para arrancar una moderna unidad de potencia híbrida. Cyril Abiteboul se acercó para preguntarle. Qué sensaciones en menos de un cuarto de hora se vivirían al volante para quien en los últimos años ha experimentado con los bichos de las 500 Millas de Indianápolis, los prototipos de Le Mans, o el dakariano Toyota. “Brrrrrr” “¡Amazing!” (¡Increíble!) “Very, very good”, exclamaba el español sin desprenderse de esa sonrisa, y golpeó varias veces en el pecho con el puño a Cyril Abiteboul como si quisiera agradecerle la oportunidad sin poder estrecharle las manos. Con la mascarilla puesta, fue golpeando puños con el resto de los mecánicos y algú que otro abrazo con quienes le habían ayudado a preparar este regalo. Los ojos, que no la boca ya, delataban que esa sonrisa no volaba.

El cuarto de hora en pista de Fernando Alonso y su antigua amante eclipsó la primera jornada de libres del GP de Abu Dabi. Renault detallaba que la unidad usada por Alonso fue utilizada en las seis últimas carreras de 2005, y logró un podio en cada una de ellas, incluyendo la victoria del GP de China, cuyo mapa del circuito todavía estaba insertado en el habitáculo del coche. Pero el protagonista para la mayoría fue el bramido del V10, propulsor que el piloto español siempre echó de menos en años posteriores de su trayectoria deportiva.

 

 

“Todas las épocas son diferentes y todas son únicas en sí mismas” declaraba al comienzo de la era híbrida, “personalmente, solo he experimentado tres. La de los V10 cuando empecé hasta 2005, luego, de 2006 a 2010 los V8, todavía con gran nivel de rendimiento, y luego desde 2010 hasta 2014, con la introducción de los Pirelli que cambiaron el estilo de pilotaje. En cualquier circunstancia, de las tres eligiría la primera cuando teníamos coches muy rápidos y ligeros, con 150 o 200 kilos menos que los actuales, con casi 1000 cv de potencia, así que aquellos años fueron los que me dieron más emoción. Para mí, los más interesantes fueron los V10”. Porque todo lo que echaba de menos Alonso de la era V10 se pudo revivir unos instantes en Yas Marina. No era de extrañar esa ancha sonrisa al quitarse su caso tras tan solo unos minutos a bordo del R25,

 

Por Agencias / El Confidencial.